APLICAR LA TEORIA ¡YA!

Soy la primera a la que le cuesta aplicar todo lo que sabe. A pesar de estar en contacto directo con mis propios Guías durante casi todo el día, me cuesta, como a muchos de vosotros, hacer realidad las sugerencias que recibo y hacer lo que sé que debo hacer. Supongo que te suena esto. Tal vez has realizado cientos de cursos y guardas decenas de diplomas de diferentes enseñanzas y maestros, pero ¿por qué nos cuesta llevarlo a la práctica?

Hay algo que solo nosotros podemos desarrollar y es la fuerza de voluntad. Ningún maestro puede dártela, ningún gurú moderno puede inocularla en tu cuerpo: no hay dinero que logre que tú realices un movimiento en tu vida que tú no quieres realizar (incluso bajo amezana tú sigues pudiendo elegir una cosa u otra).

Los Guías pueden explicarnos el origen de un problema, la terapia puede reparar en parte la causa que hizo que seamos personas con poca voluntad, pero al fin y al cabo, todos tenemos fuerza, tiempo y recursos para aquello que realmente deseamos. Así que, tal vez, el problema no sea la falta de voluntad para aplicar todo lo que sabemos, sino la falta de motivación, y más allá de eso, el desconocimiento de los resultados de lo que deberíamos hacer y no hacemos.

Imagina que si realmente te pones a trabajar en eso que deberías trabajar dentro de ti ¡lograrás mejorar mucho! ¿Qué ocurriría? Supongamos que te encuentras cada vez mejor, que te sientes mejor cada día en tu trabajo, en tu casa, en tu familia y contigo mismo. ¿Estás preparado para asumir tanta felicidad? A gran parte de la humanidad le asusta el éxito, el equilibrio o la felicidad. Sí, el ser humano teme ser feliz y se pasa la vida suponiendo que en algún momento todo va a desmoronarse en un acto de justicia poética. No creo que sea así: creo que nos asusta que nos vaya bien por si luego la vida "nos lo cobra", porque nos sentimos mal cuando otras personas no salen de sus apuros y de su sufrimiento, o por si aparece la envidia en la miradas de los más cercanos y de los más lejanos. 

Al fin y al cabo creo que el miedo nos impide movernos hacia la felicidad que compramos en cursos, conferencias, libros y terapias, para después no hacer nada, tal vez culpando a nuestros padres "por no empoderarnos y valorarnos en la niñez". ¡Señora, caballero! Usted ya peina canas y sigue culpando a sus padres, aunque tengan toda la culpa del mundo, usted ya puede hacer con su vida lo que le dé la gana, ¡hágalo! Dése el amor que no le dieron, dígase cosas hermosas cada día y sea muy feliz. Sé que no es tan fácil como nos gustaría, pero seguir culpando al pasado no nos dará los resultados esperados.

Mi sugerencia para lo que queda de año es que nos atrevamos a realizar los cambios deseados. Al ser conscientes de que el tiempo pasa y de que cada minuto no regresará jamás, ¿cuál será la actitud más inteligente? ¿Por qué no podemos ser felices, o al menos, estar mejor cada día a pesar de las circunstancias externas? El mundo está revuelto, muy revuelto, pero podemos optar por compartir las malas noticias o unirnos para acabar con la corrupción, el abuso, las empresas que dañan a la humanidad y al planeta, etc. Podemos hacer muchísimo más de lo que creemos, pero hay que hacerlo, no solo hablar de ello y colgar una foto del mar lleno de plástico.

¡Hagámosolo! Tomemos la misma voluntad que tenemos para ir al supermercado y comprarnos unos pasteles o ir a las rebajas y adquirir ropa que realmente no necesitamos. Tomemos la fuerza que nos lleva a dejar de lado el ridículo y llamar a esa persona a la que nos apetece ver, y usemos esa fuerza para tirar la basura en su lugar al volver de la playa.

No me creo que el ser humano no pueda cambiar la situación actual. Creo que destinamos gran parte de nuestra energía a culpar (y culparnos), exigir (y exigirnos), criticar (y criticarnos), y mucha menos energía al amor, al perdón y a movernos en la dirección correcta.

Yo lo haré. Hoy mismo. Esta mañana, hice mi lista de todo lo bueno que hay en mi vida y de cómo las horas que trabajo tienen como objetivo dar conciencia. Me siento bien. ¡Hazlo tú también! Hoy, en cuanto tengas un rato. Tu gesto te dará alegría y ayudará a mejorar la vibración del planeta.

Cuando un día quise bajar a limpiar la playa junto a la que vivo, una voz dentro mi cabeza me dijo: Anda, ve a casa a escribir, pues tú ayudas más a la Tierra con tus libros que con un par de horas de limpieza. Y así lo hice. Colgar una foto limpiando la arena de la playa o el bosque alimenta mi ego y genera seguidores (que están viendo el Instagram en vez de limpiar su trozo de mundo). Cada uno sabe lo que debe hacer, ¡hagámoslo! Los cambios positivos que se esperan en lo que nos queda de 2020 no pueden producirse si el ser humano no los realiza, no van a venir solos. Ante nuestra pasividad y nuestra pereza, el lado oscuro sonríe y toma fuerza. Sin querer, con tu desgana aumentas su poder.

Como dijo Albert Einstein:

El mundo es un lugar peligroso para vivir, no a causa de la gente mala, sino de las personas que no hacen nada al respecto.